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Aspectos básicos para el correcto conocimiento y manejo ideal de los Gallos Españoles Combatientes

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Introducción

Los Gallos Españoles Combatientes conforman un grupo avícola que genéticamente contiene gran heterogeneidad entre sus integrantes. Originalmente, y según las referencias bibliográficas generales, ese conjunto ha estado constituido por tres biotipos que a continuación se mencionan.

El Gallo Español Combatiente de Raza Pura (GECRP), que es el elemento genético básico de la agrupación. Hoy constituye una raza exótica y en peligro de extinción, es el integrante más antiguo y emblemático si se considera el origen racial y territorial de todo el grupo. El segundo elemento es el Gallo Español Combatiente Jerezano, una variedad que se originó por el cruzamiento racial entre el GECRP y el Old English Game (OEG). Finalmente, el Gallo Español Combatiente Canario, el producto de apareamientos entre el GECRP y el Asil. Estas dos últimas variedades no se encuentran en serio riesgo existencial, pero su constitución y método de selección genéticos han sido muy inapropiados en los últimos años; en consecuencia, en el futuro puede existir el peligro de que se vean seriamente afectadas en su integridad racial original.

Obviamente, todos ellos fueron creados en España y, posteriormente, su distribución adquirió una magnitud cosmopolita. Su integridad, modificación y progreso genéticos actualmente están en las insipientes manos de la afición mundial; por eso, es de suma importancia el conocimiento que hay respecto a ese importante conjunto de aves y, así, comenzar a asumir una actitud responsable, clara y útil a nivel global. Eso implica que su evolución racial conlleva una actitud humana tórpida, que no concibe su integridad existencial al contemplarle una exclusiva utilidad combativa. Con ese antecedente se originó el interés informativo potencialmente útil de éste trabajo.

Crianza selectiva: necesidad de una útil aplicación para generar cambios

La verdadera crianza selectiva integral de las antiguas razas avícolas combatientes consiste en llevar una generalizada actividad reproductiva con conocimiento, orden, orientación y progreso génicos, porque de lo contrario se les crea gran merma en el valor genético integral que conduce a poblaciones de riesgo existencial, un problema realmente mayoritario de la actualidad mundial. Particularmente, se evidencia que los Gallos Españoles Combatientes no han pasado por ese correcto proceso desde que fueron creados hasta nuestros días; bajo ese contexto, incluso es posible que se encuentren en pérdida progresiva de su denominación genética y territorial de origen para adquirir otras identidades territoriales específicas, como consecuencia grave en el futuro cercano; eso significaría una transformación radical que quizá ya esté en avance significativo. Parece ser que ningún país regula su método uniforme de crianza a pesar de que su distribución es mundial; así, cada entidad nacional posee criterios y resultados propios que, definitivamente, en mucho implican transmutaciones raciales serias. Se debe recordar que se trata de un grupo de aves que conlleva aspectos genéticos, históricos y patrimoniales del país que les dio origen; eso debe comenzar a respetarse en todo el mundo porque de lo contrario, por lo menos, debería irse cambiando el adjetivo que denota su procedencia nacional en su nomenclatura racial.

Características de un manejo genético mundial inapropiado

En general cada región geográfica, país, ciudad, pueblo y criador puede tener criterios propios de selección genética que, eventualmente, son discrepantes entre sí. Sus logros genéticos se originan de los intereses y características particulares de cada estrato que, como único parámetro de respuesta en común, están basados en una aislada visión combativa. Si la situación se contempla en un ambiente genético integral y globalizado, se deduce que eso es lo que fundamentalmente ha conducido a una múltiple, desordenada y divergente transformación mundial en cada biotipo. Entonces, idealmente se requiere de una regidoría mundial auténtica que estandarice los criterios selectivos. Sin embargo, el citado enfoque combativo ha sido un factor clave en la creación de gallos altamente especializados y perfeccionados en el combate, aunque con un consecuente fenotipo corpóreo renovado, altamente modificable y heterogéneo de los individuos constituyentes en cada variedad. En un entorno apropiado y claro, el alto desempeño en el combate definitivamente puede ser un objetivo exclusivo y válido, pero éste no es el caso.

Si efectivamente el interés y utilidad general de la afición es sólo la perfección de la competitividad combativa, entonces, debería manifestarse abiertamente la convicción y actuar en consecuencia. Así, también sería oportuno modificar, para quedar en desuso, todo lo que entrañe el origen de este grupo avícola; por ejemplo, las razas progenitoras, composición fenotípica, peculiaridades y reglamentación combativas, adjetivos nacionales en la nomenclatura racial (Español, Jerezano y Canario), lugares geográficos, etc. De esa forma sería válida la mezcla arbitraria de cualquier linaje, el fenotipo corpóreo sería múltiple y diverso, el estilo de combate sería exageradamente heterogéneo, el uso de armas combativas sería muy variable, el nuevo nombre racial simplemente sería Gallo Combatiente, dejaría de ser trascendental la exacta ubicación del lugar de origen genético en su país natal, etc. Ese sería un escenario desordenado y heterogéneo, pero absolutamente justificable dada la ausencia de normas y metodología genéticas integradoras; eso significaría el penoso final de los Gallos Españoles Combatientes. Con éste caso hipotético, el lector puede reflexionar sobre nuestra inadecuada actitud global y general al respecto.

Diferenciación racial de origen y su importancia actual

Las razas GECRP, OEG y Asil, involucradas en los cruzamientos que dieron origen a cada variante, son muy diversas en conformación física y funcionalidad orgánica entre sí; esa es la razón por la cual los biotipos resultantes, a su vez, son muy diferentes desde el origen. En lo referente al desempeño combativo, el GECRP, Jerezano y Canario poseen aspectos bien diferenciados entre sí; la adaptación física, estilo, conducta, tipo de arma requerido, velocidad, fuerza, resistencia, certeza y ubicación de golpeo, son tan solo algunos ejemplos. Sin embargo, las diferencias van más allá; es el caso de la edad a la madurez sexual, habilidad para el vuelo, coloración del plumaje, diferenciación sexual (gallinos y gallos reales), talla, peso, tipo de cresta, longitud de plumaje, adaptabilidad al medio ambiente, etc. Esos atributos esenciales deben ser bien conocidos para evaluar y comparar correctamente el desempeño inter racial.

Además, importa saber que desde la antigüedad no fueron establecidas con claridad y precisión las proporciones raciales en cada uno de aquellos cruzamientos. Por ejemplo, hasta nuestros días es incierta la cantidad de aporte genético individual del GECRP y OEG para la obtención de un genuino genotipo Jerezano. Ese hecho constituye una desventaja génica de origen que recientemente se ha exacerbado sin mesura. Incluso, hoy individualmente existen ejemplares que, por su aspecto físico, demuestran la participación genética ancestral de las tres razas originales y que, consecuentemente, son incompatibles con cualquiera de los tres biotipos raciales.

Actualmente, y desde hace varios años, han aparecido, o por lo menos se han mencionado, nuevos adjetivos ciudadanos que indican el origen, entre ellos se incluyen los Sevillanos y Asturianos; pero parece ser que ese evento no está basado en metodología genética adecuada porque, en lo absoluto, no denota los principios reales de la crianza selectiva que antes fueron citados. Con ese procedimiento arbitrario, se hace factible la aparición de nuevas variantes para incrementar elementos en una enumeración absurda y sin fin; ese extraño acontecimiento perturba la verdadera diferenciación de antaño que hiso posible una auténtica identidad geográfica y genética.

En conjunto, esos aspectos han repercutido en la enorme, desordenada y trasformadora diversidad fenotípica mundial de las variantes. Esa heterogeneidad ya no es visible solo entre regiones distantes, como sería inmediatamente sospechable, sino entre los ejemplares de una misma granja sin que el hecho sea realmente percibido por la afición. Además, puede existir mayor heterogeneidad entre criadores de un mismo país que la existente entre países y regiones distantes. Eso en parte se evidencia en el tráfico internacional desordenado de ejemplares, donde la afición vanamente suele regir desajustadas importaciones en base a la utilización de “líneas” procedentes de criadores populares que, inclusivamente, éstos le dan torpemente su nombre o apellido “raciales” agravando así un ambiente de arbitrariedad nomenclatural racial; realmente esas actitudes per se no significan, ni en lo mínimo, los conocimientos básicos de la selección genética integral.

Algunas reflexiones para la planeación y desarrollo raciales

Son numerosos los aspectos que deben ser corregidos, y debemos comenzar con la utilización correcta del nombre racial de cada biotipo. El uso descriptivo del nombre simple “Gallos Españoles Combatientes” debe ser en plural porque se refiere a las tres variedades de forma genérica, no se trata de un adjetivo específico. El GECRP se nombra así porque carece de cruzamientos con Asil y OEG. Por último, siempre deben utilizarse los adjetivos complementarios Canario y Jerezano para referirse con propiedad y precisión a cada biotipo. Dejar esto a merced de la ignorancia, implica continuar refiriéndonos a aves sin identidad génica y de origen cuyo nombre muy poco significaría a la sociedad.

En general, no debemos soslayar nuestro respeto racial irrestricto con la oportuna adopción de una conducta responsable. Solamente debe hablarse de orden, progreso y preservación si esas características son pragmáticas.

Hoy la sociedad mundial se muestra con aversión ante la práctica combativa de gallos; es una actitud que acosa crecientemente a la afición y que debemos confrontar con inteligencia. Ante esa crítica situación, el entorno de los Gallos Españoles Combatientes debe ser apuntalado y defendido con argumentos no únicamente combativos; consideremos la importancia genética, zootécnica y cultural aquí expuesta para demostrar que son más que solo animales combativos, merecedores de respeto vital y de su ambiente.

Conclusión

En la mayor parte del mundo, los Gallos Españoles Combatientes son más conocidos por su famoso nombre que por su situación real. Es imperativo revertir el estado prevalente a través del estudio metódico de su existencia integral; con esa estrategia es posible obtener una afición con objetivos claros y generadora de progreso uniforme que, a su vez, origine una población avícola más útil y satisfactoria que se resguarde por la existencia uniforme global.

 

Dr. José María Méndez Torres

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